domingo, 29 de noviembre de 2015

Siempre, por siempre Calblanque.



Siempre, por siempre Calblanque, cualquier época del año. La mejor elección para visitarlo es fuera de la época estival, si te gustan poco o nada las aglomeraciones. Durante este mes de noviembre me lo encontrado así de espectacular, donde he podido recorrer cada rincón, como si se tratara de un paraíso entre el cielo y la tierra.

Mires donde mires, en cada plano visual encuentras belleza. Sus dunas fósiles, inmensas playas de arena dorada, palmeras ondeando al viento, paisajes llenos de frescura y de naturaleza salvaje. De telón de fondo las montañas verdes que contrastan con el azul intenso del eterno mar mediterráneo, que como sabéis, me tiene tan enamorada.

Este pequeño oasis natural se ha podido salvar de las garras del cemento y esconde una biodiversidad vegetal y animal, tanto en tierra, como en mar, que sorprendería a más de uno. 

Gracias a las nuevas veletas instaladas, las salinas de Calblanque se están recuperando, con ellas se bombea el agua salada del mar para que mantengan su equilibrio natural. Así más aves llegarán cada año, así dentro de ellas el farfet, un diminuto pez endémico en peligro de extinción, podrá seguir existiendo.

Por siempre, Calblanque.












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