sábado, 14 de septiembre de 2019

Colores de otoño: El castañar de Zarzalejo

No hace falta salir de las fronteras de la Comunidad de Madrid para adentrarse en un bosque de castaños (Castanea sativa) y apreciar toda su belleza. Es cierto que es un pequeño rincón en la inmensidad de la montaña, pero para los que no hacemos grandes escapadas sumergirnos bajo sus grandes copas nos es suficiente para disfrutar, pasando un rato muy agradable y captar todos sus encantos con nuestra cámara.

En este paraje tan bello se encuentra un árbol conocido con el nombre de el castaño de la fuente del rey, incluido en el catálogo de árboles singulares de Madrid.



















Las sorpresas de Calblanque




























lunes, 15 de abril de 2019

Viento, sal y arena: kitesurf en Calblanque.

Cuando una actividad te apasiona la adversidad del entorno desaparece del todo. Una mañana del pasado invierno comenzó a rolar el viento de levante. Si vives en Cabo de Palos ya sabes lo que significa eso. Un temporal de viento  de levante eleva olas y las enrosca, como ningún otro. Vamos, la climatología ideal para que los kitesurf puedan volar.

Me asomé a la ventana de mi habitación, para apreciar el rugido del viento, y la tremenda agitación de las hojas de los árboles. Pegué un salto de la cama y tras desayunar, me dispuse a preparar mi pequeño equipo fotográfico, y en un santiamén estaba camino de Calblanque. 

A medida que iba cruzando el Parque Regional, desde la lejanía podía divisar la cantidad de kitesurf que se habían convocado en la playa esa mañana. El cielo se había teñido de velas de todos los colores. Tras protegerme detrás de una dunas, durante las siguientes tres horas, pude disfrutar en directo de un majestuoso espectáculo. Aquí os dejo lo que mis ojos captaron.


Existen muchos dichos sobre el viento: "A buen viento, mucha vela, pero poca tela". "Delfines que mucho saltan, viento traen, y calma espantan". "Navegar contra el viento, es perder el tiempo". Y mi preferido: "Mucho vuela el viento, pero más mi pensamiento".

¡Os deseo que soplen vientos favorables para todos!














domingo, 3 de enero de 2016

La primera puesta de sol



Desde hace algún tiempo tenía ganas de darme un capricho: salir de viaje el primer día del año. Dejando atrás viejos convencionalismos sobre la fiesta de fin de año, nos fuimos a descansar pasados unos pocos minutos sobre las doce de la noche. Eso sí, salvando la tradición de las doce uvas, para dejar la puerta abierta a la llegada de buenas nuevas. Así que dicho y hecho, ese sueño se ha hecho realidad y el día uno de enero partía hacia el rumbo deseado: el mar mediterráneo.

Una vez aterrizada en Cabo de Palos, pensé que sería todo un lujo que el destino nos regalase uno de esos magníficos atardeceres que suelen darse por estos lares. No era tarea fácil de cumplir, el día llegaba a su fin con el cielo bastante encapotado. Sin embargo, en cuestión de minutos, mientras fotografiábamos las salinas de "Marchamalo", comenzó a abrirse el cielo, asomando los rayos del sol entre las montañas y el mar. Así que a toda prisa, para no perder ni un instante, nos situamos sobre la arena de la playa, para contemplar el espectáculo, que la naturaleza, en complicidad con que el primer día del año nos tenía preparado.

El sol iluminó a su paso lo que encontraba: el agua, los barcos, las antiguas casas de los pescadores y a nosotros. Nos envolvió con toda su magia, su fuerza y su fulgor, dejándonos un dulce sabor de boca. Un día que nos llenó de energía para afrontar con ganas el resto del año.













domingo, 29 de noviembre de 2015

Siempre, por siempre Calblanque.



Siempre, por siempre Calblanque, cualquier época del año. La mejor elección para visitarlo es fuera de la época estival, si te gustan poco o nada las aglomeraciones. Durante este mes de noviembre me lo encontrado así de espectacular, donde he podido recorrer cada rincón, como si se tratara de un paraíso entre el cielo y la tierra.

Mires donde mires, en cada plano visual encuentras belleza. Sus dunas fósiles, inmensas playas de arena dorada, palmeras ondeando al viento, paisajes llenos de frescura y de naturaleza salvaje. De telón de fondo las montañas verdes que contrastan con el azul intenso del eterno mar mediterráneo, que como sabéis, me tiene tan enamorada.

Este pequeño oasis natural se ha podido salvar de las garras del cemento y esconde una biodiversidad vegetal y animal, tanto en tierra, como en mar, que sorprendería a más de uno. 

Gracias a las nuevas veletas instaladas, las salinas de Calblanque se están recuperando, con ellas se bombea el agua salada del mar para que mantengan su equilibrio natural. Así más aves llegarán cada año, así dentro de ellas el farfet, un diminuto pez endémico en peligro de extinción, podrá seguir existiendo.

Por siempre, Calblanque.